27 mar 2012

El aire publico en la Educacion

En la voluntad de todo el magisterio se ha de sustentar el movimiento para lograr que la educación se mantenga dentro de un progreso constante de mejoramiento.
Tenemos que vencer el conformismo rutinario para erradicar las ineficiencias y no abandonar nunca los esfuerzos para superar las inercias conservadoras.
Para que exista una buena educación en México, se debe considerar un adecuado equilibrio entre la forma de ser del mexicano y la enseñanza en el aula.
Debemos analizar algunos aspectos sociológicos y políticos que se respiran en nuestro país, y que tienen relación con nuestra muy peculiar manera de vivir, y que han dado forma a nuestra conciencia social.
Diversos psicólogos, sociólogos, filósofos y periodistas como Samuel Ramos, Octavio Paz, Mauricio González, Leopoldo Zea, Alan Riding, Francisco Larroyo, José Gáos, por mencionar algunos, han escrito no pocos documentos importantes sobre nuestro comportamiento Psicológico y social.
Han expresado que los mexicanos son discretos, evasivos, orgullosos y vigilantes de las cuestiones de honor.
Se ven obligados a trabajar mucho, pero sueñan con una vida placentera. Son inmensamente creativos, y sin embargo resulta muy difícil organizarlos porque en lo interno tienen ideas claras y firmes y en lo externo se comportan de manera anárquica.
Sus relaciones entre sí y con la sociedad están guiadas por las costumbres y las tradiciones, mas que por los principios, por la práctica mas que por la ideología y por el poder mas que por la ley.
Interpreta al mundo de acuerdo con sus emociones, y en aras de expresar su individualidad, contribuye al desorden. También le resulta difícil expresar una ideología que exija congruencia estricta entre sus ideas y sus actos.
El futuro se contempla con fatalismo y el concepto de planificación es algo sin importancia. Pensando que el curso de los acontecimientos está predestinado, nuestra gente no encuentra plena justificación para disciplinarse en una rutina.
Los departamentos de planeación han existido siempre en el gobierno, pero los planes siempre han pertenecido al reino de la fantasía, y hacen las veces de manifestaciones idealistas de buenas intenciones, en lugar de serios objetivos por alcanzar.
La puntualidad y la organización son cuestiones que no tienen valor, si las citas no se cumplen nadie se molesta. El síndrome del mañana, no es síntoma de ineficiencia o pereza crónicas, sino mas bien, una filosofía del tiempo. Si el pasado está seguro, el presente se puede improvisar y el futuro vendrá por sí mismo. De esta manera los desastres que nos suceden a todos, no son desengaños importantes puesto que están considerados como inevitables.
El ni modo con su connotación de mala suerte es la respuesta normal ante un error, fracaso o accidente.
El concepto de solidaridad apenas existe y son raros los planteamientos colectivos para problemas compartidos. Los esfuerzos para organizar el trabajo de voluntarios para construir una escuela o un centro de salud fracasan invariablemente.
En conjunto, la sociedad funciona por medio de relaciones de poder, mientras que los derechos individuales están determinados por los niveles de influencia.
El logro académico es menos importante que el estilo y no son pocos los políticos que usurpan un puesto público relevante sin poseer un título profesional o una especialidad especifica.
La retórica hueca, acartonada y demagógica usada por los funcionarios de gobierno para discutir asuntos importantes es causa de gran estupefacción. Como el uso del lenguaje directo implica un compromiso, gran parte de estos discursos son conceptuales, defienden principios y valores que en la mayoría de las veces se ignoran en la práctica.
México, es el país del no pasa nada. El mañana del mexicano está ligado a su presente, por medio de un extraño concepto, el de la gana.
La realización de este mañana, la realización de todos nuestros sueños y fantasías, dependen de las ganas. El día que se nos dé la gana, el mañana se convertirá definitivamente en un hoy. Pero éste es un mañana que nunca acaba por presentarse, que nunca se realiza porque “No se nos dá la gana”. En esta forma nuestra evasión, nuestra irresponsabilidad, queda justificada.
Somos lo que somos porque así queremos ser, pero el día que decidamos lo contrario seremos otra cosa. Nada nos impide ser lo uno o lo otro, no existe un compromiso serio, y ante nadie tenemos que responder de nuestros actos.
Irresponsabilidad, he aquí la palabra que puede definir el horizonte donde actúa el mexicano. Ese algo que sentimos que nos falta, que no acertamos a definir, se encuentra oculto en ese horizonte.
Con lo que está ocurriendo en nuestro país, en otros países habría crisis espantosas, catástrofes sociales. Los estruendosos fenómenos políticos de corrupción que son constantes en nuestra patria, en Europa tumbarían a todo un gabinete, pero aquí nos asustamos un rato, lo comentamos todo el día y luego los aceptamos como accesos naturales del vivir.
Así mismo, nuestro país padece una inercia superlativa para todo lo que se refiere a la vida pública y una falta grande de tensión en otras actuaciones sociales. La mayor parte de los mexicanos no ha entrado aún en operación pública, viven al margen de su propio destino.
En poco tiempo, la confianza de la gente en sus dirigentes se ha erosionado gravemente. Los mexicanos hemos tolerado hasta la exageración los malos usos y los abusos de gobiernos irresponsables.
Los llamados principios políticos han sido plataformas sobre las cuales ciertos hombres de mal gusto han hecho grandes gestos de virtud, cuadros plásticos de heroísmo inoperante y escénico.


La mayoría de los seres humanos solo saben comer y vestirse, subsisten en la ignorancia, no gozan del don de la palabra, desconocen que son desgraciados, viven y mueren sin saberlo”
Francois Arouet (Voltaire)


“Estrategia Política Nacional”
MEXICO PATRIA NUEVA A.C.

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