29 dic 2011

Izquierda Suicida

En la historia contemporánea, la izquierda en el mundo ha trabajado movida siempre por las mejores causas éticas, políticas y sociales
En el caso de México podríamos pensar que los pioneros y los protagonistas de nuestras diversas revoluciones han conformado esa ancha avenida que podría considerarse como una corriente histórica de izquierda.

Hablo de un caudal, de un conjunto de numerosas corrientes. No me refiero, en exclusiva, a una sola expresión política.
Todas coinciden en ciertos puntos y se separan en otros. Eso resulta de sus composiciones sociales diversas, pero podría sostenerse que las mueve una sincera convicción definida por el común rechazo hacia la injusticia social, la concentración de la renta, la corrupción, la injerencia del clero en la vida política del país…

Y están a favor del perfeccionamiento y de la profundización del proceso democrático y de un régimen fiscal equitativo, redistribuidor del ingreso. Quieren una educación democrática, liberadora. Un reparto menos desigual de la riqueza. Luchan, también, al lado de las minorías oprimidas y de los excluidos y discriminados. La izquierda, ante todo, es una bandera moral.

Muchos temas unen a las izquierdas y otros las separan, pero nadie tiene el monopolio ni de las ideas ni del liderazgo de las heterogéneas izquierdas mexicanas. Con diferencias de matiz y, en no pocas ocasiones, ellas han heredado el también abundante equipaje de los motivos sociales que mueven y transforman al país.
En el México de hoy –una democracia deficiente, incompleta, frágil, pero, después de todo, una democracia—, el PAN ocupa un lugar minoritario en el arco político nacional.

Sumadas, las fuerzas sociales y electorales de todas las corrientes de izquierda y de centro izquierda socialdemócrata son mucho más numerosas e influyentes que las integradas a la derecha.

Hoy me refiero a una parte de las izquierdas, a esos grupos cada día más alejados del triunfo electoral. Hablo de unas formaciones desacreditadas que no constituyen, ni por asomo, un conjunto de izquierdas fidedignas animadas, en verdad, por el anhelo democrático y el ímpetu justiciero. Aludo a ese revoltijo de pandillas movidas sólo por su insaciable codicia pecuniaria.

Hay excepciones entre ellas, individualidades respetables, claro que las hay y por supuesto, pero son muy pocas y casi no cuentan en el caos de esa licuadora desbordada de ambiciones cínicas y procaces. Tal es el problema mayúsculo de esa porción de las izquierdas. Su conducta, su lenguaje --si así pudiera llamársele--, sus algaradas, no se corresponden con la seriedad exigible a un verdadero partido de izquierda.

Los impresentables comportamientos de esa izquierda simulada –pugnaz, divisionista, corrupta--, conceden a la debilitada derecha, al PAN, una inmerecida respiración artificial. Se trata de una seudoizquierda enseñoreada hoy del PRD. Es cualquier cosa menos una izquierda.

Esa falsificada izquierda es alérgica a la unidad y a la disciplina, ingredientes esenciales del buen hacer político y de la victoria electoral.

¿Quién la financia? ¿De dónde saca dinero para pagar sus costosísimas marchas y plantones, bloqueos viales y carreteros así como sus continuas rondas por todo el país? No se necesita investigarlo. Es obvio que esas actividades reconocen, cuando menos, dos fuentes: es la primera, sin duda, la de las arcas públicas, la de los recursos sacados de modo irregular del erario capitalino y destinado en cantidades millonarias a esas llamadas movilizaciones.

Otra de sus fuentes es la desvergonzada corrupción reinante en las delegaciones encabezadas por ciertos personajes nacidos en el albañal y afiliados a esa izquierda postiza, esquilmadora de vecinos y comerciantes, empresarios y ciudadanos.

Decirse de izquierda no significa que se pertenezca a ella. Los integrantes de esos grupúsculos así se declaran, pero sus palabras y sus obras carecen de relación alguna con las ideas, la filosofía y la praxis de quienes en verdad lo son. Nadie les pediría hoy, por supuesto, fidelidad extrema a los principios cardinales del leninismo ni a los rigores filosóficos de la moral marxista, pero es evidente que ésta autodenominada izquierda no tiene la menor idea acerca de la naturaleza propia de una genuina izquierda en esta hora de México.

Esas izquierdas apócrifas se encuentran ahora en sus horas más bajas y difíciles. La verdadera izquierda mexicana, imprescindible como es para nuestro proceso democrático, está urgida de una profunda renovación.
Le falta dimensión ideológica y sustento ético. Si no tiene proyecto, mucho menos programa. Tampoco dispone de estrategia. No ha podido o no ha sabido convocar a las mayorías con el propósito de conseguir objetivos sociales de mediano y largo alcance. No tiene referentes éticos y, como diría Jurgen Habermas, “carece de energías utópicas”.

La verdadera izquierda debe resurgir. El país la necesita. El proceso democrático lo exige. Sin embargo, no va a resucitar en el corto plazo. La izquierda de utilería no puede ser embrión de una nueva izquierda mexicana.

Dirimir la candidatura presidencial de la supuesta izquierda según el resultado de una encuesta o de un conjunto de ellas --provisionales y circunstanciales como son, manipuladas como pueden ser--, constituye una apuesta temeraria, un salto mortal en el vacío, un volado sobre la barra de una cantina, con todas las previsibles consecuencias políticas que tiene decidir algo tan trascendente, para el país y para la propia izquierda, bajo la incierta atmósfera, aleatoria e imprecisa, presumiblemente mentirosa, de unas mediciones demoscópicas provisionales por su definición y su naturaleza. A ver si no nos salen con el increíble cuento de un supuesto empate técnico.

En la tarea política las encuestas ayudan, hacen luz, contribuyen a tomar decisiones. Son algo importante y atendible. Pero otra cosa muy distinta es arraigarse a tomar decisiones de tan hondo calado sólo con base en los resultados de los sondeos de opinión.

Durante el complejo proceso configurador de la decisión política fluye y confluye una cantidad grande de factores. Entre ellos pueden y deben considerarse los resultados de las encuestas, pero constituye error superlativo confiarse, sólo, a los números arrojados por ellas.

Existe en México una mayoría sociológica integrada por ciudadanos proclives a la izquierda y al centro izquierda. No están adheridos a ningún partido. Por algo será. Esos millones de ciudadanos decidirán las próximas elecciones. Y serán implacables con los gesticuladores de pega y de paga, con los sedicentes progresistas de pantomima que, en nombre de no sé qué idea de la izquierda, han desfigurado y desfiguran a la izquierda efectiva. Lo pagarán muy caro el año próximo en las memoriosas y reivindicadoras urnas de julio.

Entre una izquierda suicida y una derecha menguante, el PRI está obligado a aprovechar tan irrepetible oportunidad y disponerse a rescatar el poder de la República con trabajo político, a un mismo tiempo responsable y audaz
Y actuar de manera disciplinada, unitaria y mediante un programa democrático y realista, concebido para acelerar el cambio social en México al amparo de la legalidad y dentro de los cada vez más difíciles y competidos ámbitos de la mundialización de la economía, del comercio, de las finanzas. El PRI tiene experiencia. Sabe hacerlo. Puede y debe hacerlo.


Lic. Rodolfo Echeverría Ruiz




El instituto político constructor de nuestro país, no es, ni será nunca un partido pepenador de inconformidades, como aquellos que provienen de grupos ultraderechistas conservadores o de la caótica historia de la izquierda mexicana.

El primero es un partido históricamente muerto, fue fusilado en el cerro de las campanas y el segundo tiene su estructura reflejada en docenas de partidos de facciones supuestamente marxistas con una historia plagada de riñas dogmáticas por minucias ideológicas, elitismo intelectual, incluso corrupción y traición.


“El nacionalismo revolucionario es el camino propio de México. No se inspira en teorías, ni en experiencias ajenas. Es la idea motriz, que con base en un pasado común, alienta en los mexicanos la solidaridad en el presente, y la indeclinable resolución de mantener en el futuro una nación libre y soberana”



(Principios fundamentales del PRI)




“Estrategia Política Nacional”
MEXICO PATRIA NUEVA A.C

22 dic 2011

LA CRÍTICA DE INTELECTUALES

Con el propósito de ser protagonistas y confundir a la ciudadanía, algunos personajes que nunca han trabajado y se nombran intelectuales, externan diatribas y juicios a políticos con los cuales nunca han tenido una relación que pueda justificar sus críticas y exabruptos.

Los revolucionarios nunca le perdonaron a la ciudad de México que hubiese tolerado el tumor que era Victoriano Huerta. Entre los colaboradores de Huerta había hombres valiosos, hombres como Julián Carrillo, como el general Morelos Zaragoza; poetas como Salvador Díaz Mirón y Enrique González Martínez; maestros como Manuel Gamio y Ezequiel Chávez, y un novelista como Federico Gamboa.

Cómo pudieron servir a un régimen que nacía con el asesinato de Madero y de Pino Suarez y siguió con el de Belisario Domínguez, el de Serapio Rendón, el de … ¿Cómo podrá explicarse eso?

Tal vez la explicación se encuentra en la peculiar psicología del intelectual hispanoamericano, fraguada en el desprecio que le guardan los poderosos del dinero, del sable y de la política.

El tipo intelectual nuestro es el de las mujeres feas que se entregan al primero que les guiña un ojo. Han operado tanto que luego, cuando alguien los toma en cuenta, corren a dorar el pedestal de un chacal cualquiera solo porque el chacal llamándolos, compensa en un instante toda una vida de desaires y de frustraciones. Piense usted en los intelectuales de la “única opción”.
Se lanzaron con saña contra el régimen de Díaz Ordaz, pero cayeron a los pies de Luis Echeverría. Se podría pensar que lo hicieron de buena fe, si Echeverría no les hubiese pagado tan ostentosamente la adhesión, las alabanzas y las defensas a su persona, y las diatribas e insultos a Díaz Ordaz.

Era difícil pensar en un Luis Echeverría inmaculado como la “única opción” para México, era concebible que algunos mexicanos lo creyeran.
Pero cuando a Carlos Fuentes se le regala no solo la embajada en Francia, sino hasta un lugar en el colegio nacional; cuando a Fernando Benítez se le encomienda un ejido para que luzca su amor al pueblo, y a García Cantú se le nombra director de antropología… entonces uno piensa que las debilidades humanas son siempre las mismas. De esta manera los tres marximinialistas, los tres críticos, ingresaron al sistema.

Carlos Fuentes, ya lo sabemos, es buen ensayista, pero mediocre novelista. Su capacidad para crear y dar vida es exigua. Es un hombre inteligente, sí, pero sin sentido poético.
De ahí que, para exaltar a su Dios sexenado, haya de recurrir a malabarismos imposibles y a gracias de cisne de las que es incapaz.

En la actualidad es un oportunista. En Paris vivió como gran burgués. En Washington- allá en el país que tanto critica- disfrutaba del goce generoso de una beca.
¿Sera posible que Carlos Fuentes haya llevado su candor al punto de creer que Echeverría era de los que cruzan el pantano y no se manchan? ¿Creerá que lo que él dice de Díaz Ordaz no es aplicable a quien lo hizo embajador y lo honró con merecimientos?
Dice que Díaz Ordaz llegó a la presidencia “casi por un capricho de López Mateos” y sin consultar a la ciudadanía. ¿Creerá que la candidatura de Echeverría o la de López Portillo surgieron de la autentica consulta a la ciudadanía?
Si es tan bienaventurado así…lo sepultarán en cajita blanca. Claro que, como es colorado, manchará el ataúd. Colorado de gazné, zapatista de charol, obrerista de seda y socialista de palacio.

Cosa de intelectual cuya pluma bien vale una embajada, un lugar en el colegio nacional, una dependencia gubernamental o unos campesinos para jugar a la república ejidal de Platón. Es una manera de ser decente…
También Victoriano Huerta fue, para muchos, “la única opción”.

Este es un extracto de un libro que se escribió en 1981 por un periodista mexicano y liberal que fue perseguido por el gobierno federal en turno.

Estamos seguros que el C. Carlos Fuentes por la “gran intelectualidad y cultura” que dice poseer, le será fácil reconocer el nombre de la obra literaria y al autor de la misma, y quien en su momento histórico pudo externar con libertad y sin interés alguno, su opinión inteligente sobre la situación nacional.

C. Mauricio González de la Garza (Última Llamada)



Ambicionamos una era de paz durable y de unidad, solida y constructiva. Pero sabemos que nada se haya mas alejado de la paz verdadera que el artificial apaciguamiento y que no es ocultando los yerros como se les supera, sino considerándolos sin rencores y procurando enmendarlos con dignidad”.


Maestro Don Jaime Torres Bodet
Secretario de Educación Pública en 1958



“Estrategia Política Nacional”

MEXICO PATRIA NUEVA A.C.

15 dic 2011

SOBRE LA POLITICA Y LA INTELECTUALIDAD

A propósito de las mezquindades políticas que han surgido en los últimos días con referencia a los próximos procesos electorales, hemos de comentar lo siguiente: La Cultura y el Conocimiento han tenido una abrupta caída en los últimos tiempos. La vida con que nos encontramos, no la tenemos hecha, tenemos que hacerla, que construirla todos los días. Esto quiere decir que la vida consiste en una serie de dificultades que es preciso resolver.
A estas dificultades reacciona el hombre inventando instrumentos, que facilitan su lucha contra aquellas. Las ideas que sobre las cosas nos forjamos son el mejor ejemplo de ese instrumental que interponemos entre nosotros y las dificultades que nos rodean. Una idea clara sobre un problema es como un aparato maravilloso que convierte su angustiosa dificultad en ágil facilidad. Pero la idea es fugaz; un instante mágico anuncia en nosotros su evidencia, mas a poco se extingue. Es preciso que la memoria se esfuerce en conservarla.
Pero la memoria no es capaz de conservar todas nuestras propias ideas, e importa mucho que podamos conservar las de otros hombres. Importa tanto, que es ello lo que más caracteriza nuestra humana condición.
Ante un problema cualquiera, el hombre no se encuentra solo con su personal reacción, con lo que a él se le ocurre, sino con todas o muchas de las reacciones, ideas, invenciones que los antepasados tuvieron. Por eso su vida está hecha con la acumulación de otras vidas, por eso su vida es sustancialmente progreso. De aquí que fuera tan importante añadir al instrumento que es la idea, un instrumento que facilitara la dificultad de conservar todas las ideas. Este instrumento es el libro.
La verdadera universidad en estos tiempos tan difíciles son los libros, y esta verdad, a pesar del desarrollo tecnológico que han tenido la sociedad y las instituciones, es en la actualidad mas cierta que nunca. Nada aprende mejor el ser humano, que lo que aprende por sí mismo, lo que le exige un esfuerzo personal de búsqueda y de asimilación.
Hoy, lamentamos con tristeza que las librerías y las bibliotecas estén vacías y que solo el diez por ciento de los estudiantes universitarios lean un libro por año. La población de México es la que menos lee en América Latina.
El libro es el refugio contra la inundación de lo intrascendente, afirmar el libro es afirmar la permanencia de la civilización contra la prisa de la inmediatez, es el antídoto de la imagen que domina la era de los medios de comunicación, porque juzga nuestra experiencia, no por la atracción momentánea de los acontecimientos, sino por su importancia permanente.
Ahora bien, en la vida sucede lo mismo que en la literatura: en todas partes se encuentra a la plebe incorregible que llena todo por legiones, confundiéndolo todo. De aquí el sinnúmero de libros malos, que solo absorben el tiempo, el dinero y la atención del público, que pertenece por derecho propio a los libros buenos y sus nobles fines, mientras que los otros están escritos con la única intención de producir dinero y procurar empleos. No son solamente inútiles, sino positivamente perniciosos.
Es un golpe de literatos y escritores contra el buen gusto y la verdadera ilustración, que escriben engañando al mundo elegante, haciéndole leer a tiempo siempre lo mismo, para tener un asunto de conversación en su círculo social.
Este afán de leer lo modernísimo de cabezas vulgares, que solo escriben por el dinero, haciendo que no lean los amplios y grandes espíritus de todos los tiempos y países, y que solo conocen de nombre, es un medio astuto de robar al público estético el tiempo que necesitaría en bien de su cultura.
Hoy existen demasiados libros. Aun reduciendo el número de temas a que cada hombre dedica su atención, la cantidad de libros que necesita ingerir es tan enorme que rebasa los límites de su tiempo y de su capacidad de asimilación. Esto le lleva a leer poco, a leer de prisa, a leer mal; Además le deja una impresión de impotencia y fracaso.
Por esto es muy importante el arte de no leer lo que preocupa momentáneamente al gran público, porque siempre encuentra un gran público el que escribe para necios.
Es útil consagrar nuestro tiempo a las obras de los grandes espíritus de todos los tiempos y pueblos que se elevan por encima de la humanidad, porque únicamente estos instruyen y educan.
Increíble es la necedad del público por la literatura barata que debiera ser despreciada desde el primer día de su publicación. En lugar de leer lo mejor de todos los tiempos, se lee lo más moderno, y los escritores e intelectuales quedan metidos en el pantano, reducidos en el círculo estrecho de las ideas de moda.
Por ello, nos resulta de una morbosidad ridícula que se confundan situaciones tan dispares como son la gobernación y la intelectualidad.
La primera tiene que ver con el liderazgo, los buenos antecedentes, la suma de voluntades para creaciones especificas, las experiencias administrativas en el sector público y sobre todo, la ética profesional de quienes ejercen la actividad política.
La segunda tiene que ver con actividades que requieren preferentemente el empleo de las facultades del intelecto, sean estas el arte, la escritura, el periodismo, la comunicación, por mencionar algunas.
El intelectual piensa y opina mucho, pero realiza poco. Para ser un buen gobernante, un buen ejecutivo, se necesita mucho más que buenas lecturas.


“Nada importante se ha hecho nunca en el mundo, sino lo ha hecho la pasión…fría. La autentica pasión creadora de historia es un fervor recóndito, tan seguro de sí mismo, que no teme perder calorías por buscar el auxilio de las dos cosas más gélidas, más frías que hay en el mundo: La clara reflexión y la firme voluntad.


Federico Hegel (Filosofo Alemán)


“Estrategia Política Nacional”
MEXICO PATRIA NUEVA A.C.



9 dic 2011

Reforma Política y Social de México

Una política que no contiene un proyecto de grandes realizaciones históricas queda reducida a la cuestión formal de gobernar, de ejercer el poder público, no se trata de hacer obra con él, simplemente de complacerse en ejercerlo. Esto tiende a eliminar automáticamente a los hombres creativos, a los hombres de calidad superior.

Cuando han surgido funcionarios y directivos de ínfima calidad como en los últimos tiempos, hemos expresado brevemente nuestra indignación. Y siempre nos ha parecido una locura traer al poder, en esta época tan difícil a hombres desahuciados del respeto público y que representan a la desmoralización nacional
Y lo mismo podemos decir de esos señores que se dicen regidores, diputados o senadores, que nunca han dado a nuestra patria un minuto de gloria o de bienestar.

Nuestro pueblo sufre un proceso de extrema descomposición colectiva o dicho de otra manera, el Estado Mexicano, suma de los organismos encargados de asegurar la convivencia nacional, ha perdido su autoridad y eficacia.

Se impone pues, una reorganización profunda política y administrativa de nuestro país, y esto significa una renovación de ciertas leyes y reglamentos que nada valen si no representan un cambio real de la sociedad.
Reformar, transformar las instituciones públicas, es transferir el predominio que han ejercido ciertas clases, ciertos núcleos, ciertos hombres a otras clases y tipos de hombres.
Transformar es modificar la mecánica histórica que ha producido la decadencia de México. Y ello significa cambiar de personal para cambiar de usos, cuando en nuestra casa, en la industria o en el comercio los menesteres marchan torpemente.
Sin una transformación radical no habrá orden en nuestro país y acaso el desorden se eleve a la potencia de caos.
Ahora bien, el esquema de nuevas instituciones que es factible proponer conviene anteponer una advertencia.
Las instituciones son máquinas jurídicas, que se inventan, se establecen y conservan para la obtención de ciertos resultados que son de especie social.


Para conformar un nuevo Estado Mexicano, hemos de tropezar con dos grandes dificultades cuya obtención es urgente.

La primera consiste en la necesidad de atraer sobre los grandes institutos públicos suficiente prestigio. Un Estado sin prestigio ante los ciudadanos significa la anarquía mansa o frenética. Ni la fuerza, ni la acumulación de poderes anormales, ni nada, pueden en serio, sustituir el prestigio, maravillosa energía que da prestancia a la sociedad.

La segunda finalidad es impuesta por las peculiares condiciones de nuestro pueblo. Nuestro país padece una inercia superlativa en lo que se refiere a la vida pública y una falta de tensión para otras actividades sociales. Vive al margen de su propio destino.

Es preciso que nuestras instituciones que han de renovarse corrijan esa inercia, exciten a la masa nacional y fomenten un nuevo tipo de hombre más enérgico, más emprendedor y responsable. Nosotros creemos que el gobierno debiera preocuparse gravemente de esta depresión que padece un país como el nuestro.

Vienen tiempos difíciles y necesitamos contar con un pueblo bien alerta, entrenado, ágil, capaz de rendir un gigante y presto esfuerzo.

El inventor de instituciones, que vendría a ser como un ingeniero político, tiene que tener a la vista estas dos grandes aspiraciones.

Nosotros creemos firmemente en la posibilidad de que México inicie ahora una nueva ascensión histórica. Al decir que esto es posible no decimos que sea fácil. Las circunstancias para que un pueblo y un hombre puedan hacer algo excelente, van tomando un lugar favorable. Pero esto no basta. Una nación para ascender sobre el horizonte histórico, tiene que contar cuando menos con una docena de cabezas claras, capaces de aceptar con una animosa disciplina ascensional que extraiga de cada ciudadano doble rendimiento del habitual.

Lic. Enrique Peña Nieto, hay que reconstruir a México totalmente, en todos sentidos, en lo grande y en lo ínfimo. Hay que reconstruir el Federalismo, hay que hacer que la televisión tenga menos programas inútiles, hay que construir caminos relucientes por toda la provincia, hay que hacer que se ubiquen los curas y que los que se dicen políticos digan menos palabras estériles.


Hay que ir a la reforma de México. Pero México no es el congreso, ni la basílica ni el estadio azteca.

México son esos millones de obreros, de campesinos e indígenas con el hambre ancestral, son esas villas polvorientas y esas capitales opacas. Es todo ese fondo nacional que, entretenidos en mirar la superficie, solemos olvidar.
Por todo ello, es imprescindible por el bien de México fortalecer la seguridad jurídica y erradicar la cleptocracia como estilo pernicioso de gobierno.


“La seguridad social es un valor político invaluable de la sociedad, y se comprende como el difícil equilibrio, dinámico e interactuante entre el orden de una sociedad abierta y la libertad, que se manifiesta en la diversidad social, política e ideológica sin romper con un valor superior que es la unidad de los mexicanos”


Lic. Fernando Gutiérrez Barrios
(Ex – Secretario de Gobernación)




“Estrategia Política Nacional”
MEXICO PATRIA NUEVA A.C.

6 dic 2011

DE LA ECONOMÌA EN LA ENSEÑANZA

Se dice que la ciencia económica tiene que partir del principio mismo que engendra la actividad económica del hombre. La especie humana ejercita actos económicos, producción, administración, cambio, ahorro, etc.; por una razón estupefaciente y sólo por ella: porque muchas de las cosas que desea y necesita no se dan con demasiada abundancia.

Si de todo lo que necesitamos hubiera abundancia, no se le habría ocurrido a los humanos fatigarse en esfuerzos económicos. Así el aire no suele ocasionar ocupaciones que puedan llamarse económicas. Sin embargo basta que en algún sentido adquiera el aire la condición de escasez para que inmediatamente suscite faenas de economía. Por ejemplo: los niños reunidos en el aula escolar necesitan cierta cantidad de aire. Si el local escolar es pequeño. Hay escasez de él.

Entonces aquí se plantea un problema económico, obligando a construir escuelas más grandes y consecuentemente con mayor costo. La cosa, repito, es de una simplicidad que causa estupor, pero es innegable; la escasez es el principio de la actividad económica. Podemos decir que en situaciones de abundancia no hay actividades económicas y por consiguiente, ciencia de la economía.


Haciendo referencia a lo anterior, encuentro que con la enseñanza nos acontece algo parecido. ¿Por qué existen actividades docentes?, ¿Por qué es la pedagogía una ocupación y una preocupación del hombre?
El hombre se ocupa y preocupa de la enseñanza por una razón tan simple: Para vivir con firmeza. Porque se sabe que la vida es, y va a ser dura. Porque se acepta su rigor y el destino no puede sofisticarse. Porque aunque sea dura, no deja de parecernos magnifica la vida, al contrario si es dura, es sólida, magra: tendón y nervio, sobre todo limpia.


El hombre para vivir con limpieza y desahogo tiene que saber una cantidad enorme de cosas, y el niño, el joven tiene una capacidad limitada de aprendizaje. Esta es la razón fundamental de la enseñanza.


Si la niñez y la juventud duraran muchos años, o el niño y el joven poseyeran memoria, inteligencia, razonamiento y atención en dosis prácticamente ilimitada, no existiría la actividad docente, ni tampoco ese ser tan importante llamado maestro.

Dr. José Ortega y Gasset (filosofo español)



La Lic. Josefina Vázquez Mota en su paso efímero por la SEP demostró su inexperiencia y desconocimiento en el tema al declarar que el atraso educativo en nuestro país tiene su origen en la educación del nivel medio superior.
Encontramos en este comentario una gran torpeza para comprender los temas relacionados con la educación.

El problema de la educación en México no radica en la educación media superior, sino que tiene su origen en factores complejos como son: la poca inversión educativa, programas de enseñanza inviables para nuestro desarrollo, mucho entretenimiento chabacano en las computadoras y la televisión, poca cultura escrita, mucha imagen, poca memoria, así como poca visión y eficacia de quienes en las últimas décadas han tenido la oportunidad de ejercer puestos de relevancia en la Secretaria de Educación Pública Federal, así como en las estatales.

“Para que los nuevos mexicanos tengan fe en la educación que les sea impartida, de nada servirá el perfeccionamiento de nuestros métodos, si ese perfeccionamiento no se conjuga con la depuración de nuestra política y con el respeto de nuestras instituciones”

Maestro Don Jaime Torres Bodet


“Estrategia Política Nacional”

MEXICO PATRIA NUEVA A.C.