15 dic 2011

SOBRE LA POLITICA Y LA INTELECTUALIDAD

A propósito de las mezquindades políticas que han surgido en los últimos días con referencia a los próximos procesos electorales, hemos de comentar lo siguiente: La Cultura y el Conocimiento han tenido una abrupta caída en los últimos tiempos. La vida con que nos encontramos, no la tenemos hecha, tenemos que hacerla, que construirla todos los días. Esto quiere decir que la vida consiste en una serie de dificultades que es preciso resolver.
A estas dificultades reacciona el hombre inventando instrumentos, que facilitan su lucha contra aquellas. Las ideas que sobre las cosas nos forjamos son el mejor ejemplo de ese instrumental que interponemos entre nosotros y las dificultades que nos rodean. Una idea clara sobre un problema es como un aparato maravilloso que convierte su angustiosa dificultad en ágil facilidad. Pero la idea es fugaz; un instante mágico anuncia en nosotros su evidencia, mas a poco se extingue. Es preciso que la memoria se esfuerce en conservarla.
Pero la memoria no es capaz de conservar todas nuestras propias ideas, e importa mucho que podamos conservar las de otros hombres. Importa tanto, que es ello lo que más caracteriza nuestra humana condición.
Ante un problema cualquiera, el hombre no se encuentra solo con su personal reacción, con lo que a él se le ocurre, sino con todas o muchas de las reacciones, ideas, invenciones que los antepasados tuvieron. Por eso su vida está hecha con la acumulación de otras vidas, por eso su vida es sustancialmente progreso. De aquí que fuera tan importante añadir al instrumento que es la idea, un instrumento que facilitara la dificultad de conservar todas las ideas. Este instrumento es el libro.
La verdadera universidad en estos tiempos tan difíciles son los libros, y esta verdad, a pesar del desarrollo tecnológico que han tenido la sociedad y las instituciones, es en la actualidad mas cierta que nunca. Nada aprende mejor el ser humano, que lo que aprende por sí mismo, lo que le exige un esfuerzo personal de búsqueda y de asimilación.
Hoy, lamentamos con tristeza que las librerías y las bibliotecas estén vacías y que solo el diez por ciento de los estudiantes universitarios lean un libro por año. La población de México es la que menos lee en América Latina.
El libro es el refugio contra la inundación de lo intrascendente, afirmar el libro es afirmar la permanencia de la civilización contra la prisa de la inmediatez, es el antídoto de la imagen que domina la era de los medios de comunicación, porque juzga nuestra experiencia, no por la atracción momentánea de los acontecimientos, sino por su importancia permanente.
Ahora bien, en la vida sucede lo mismo que en la literatura: en todas partes se encuentra a la plebe incorregible que llena todo por legiones, confundiéndolo todo. De aquí el sinnúmero de libros malos, que solo absorben el tiempo, el dinero y la atención del público, que pertenece por derecho propio a los libros buenos y sus nobles fines, mientras que los otros están escritos con la única intención de producir dinero y procurar empleos. No son solamente inútiles, sino positivamente perniciosos.
Es un golpe de literatos y escritores contra el buen gusto y la verdadera ilustración, que escriben engañando al mundo elegante, haciéndole leer a tiempo siempre lo mismo, para tener un asunto de conversación en su círculo social.
Este afán de leer lo modernísimo de cabezas vulgares, que solo escriben por el dinero, haciendo que no lean los amplios y grandes espíritus de todos los tiempos y países, y que solo conocen de nombre, es un medio astuto de robar al público estético el tiempo que necesitaría en bien de su cultura.
Hoy existen demasiados libros. Aun reduciendo el número de temas a que cada hombre dedica su atención, la cantidad de libros que necesita ingerir es tan enorme que rebasa los límites de su tiempo y de su capacidad de asimilación. Esto le lleva a leer poco, a leer de prisa, a leer mal; Además le deja una impresión de impotencia y fracaso.
Por esto es muy importante el arte de no leer lo que preocupa momentáneamente al gran público, porque siempre encuentra un gran público el que escribe para necios.
Es útil consagrar nuestro tiempo a las obras de los grandes espíritus de todos los tiempos y pueblos que se elevan por encima de la humanidad, porque únicamente estos instruyen y educan.
Increíble es la necedad del público por la literatura barata que debiera ser despreciada desde el primer día de su publicación. En lugar de leer lo mejor de todos los tiempos, se lee lo más moderno, y los escritores e intelectuales quedan metidos en el pantano, reducidos en el círculo estrecho de las ideas de moda.
Por ello, nos resulta de una morbosidad ridícula que se confundan situaciones tan dispares como son la gobernación y la intelectualidad.
La primera tiene que ver con el liderazgo, los buenos antecedentes, la suma de voluntades para creaciones especificas, las experiencias administrativas en el sector público y sobre todo, la ética profesional de quienes ejercen la actividad política.
La segunda tiene que ver con actividades que requieren preferentemente el empleo de las facultades del intelecto, sean estas el arte, la escritura, el periodismo, la comunicación, por mencionar algunas.
El intelectual piensa y opina mucho, pero realiza poco. Para ser un buen gobernante, un buen ejecutivo, se necesita mucho más que buenas lecturas.


“Nada importante se ha hecho nunca en el mundo, sino lo ha hecho la pasión…fría. La autentica pasión creadora de historia es un fervor recóndito, tan seguro de sí mismo, que no teme perder calorías por buscar el auxilio de las dos cosas más gélidas, más frías que hay en el mundo: La clara reflexión y la firme voluntad.


Federico Hegel (Filosofo Alemán)


“Estrategia Política Nacional”
MEXICO PATRIA NUEVA A.C.



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