9 dic 2011

Reforma Política y Social de México

Una política que no contiene un proyecto de grandes realizaciones históricas queda reducida a la cuestión formal de gobernar, de ejercer el poder público, no se trata de hacer obra con él, simplemente de complacerse en ejercerlo. Esto tiende a eliminar automáticamente a los hombres creativos, a los hombres de calidad superior.

Cuando han surgido funcionarios y directivos de ínfima calidad como en los últimos tiempos, hemos expresado brevemente nuestra indignación. Y siempre nos ha parecido una locura traer al poder, en esta época tan difícil a hombres desahuciados del respeto público y que representan a la desmoralización nacional
Y lo mismo podemos decir de esos señores que se dicen regidores, diputados o senadores, que nunca han dado a nuestra patria un minuto de gloria o de bienestar.

Nuestro pueblo sufre un proceso de extrema descomposición colectiva o dicho de otra manera, el Estado Mexicano, suma de los organismos encargados de asegurar la convivencia nacional, ha perdido su autoridad y eficacia.

Se impone pues, una reorganización profunda política y administrativa de nuestro país, y esto significa una renovación de ciertas leyes y reglamentos que nada valen si no representan un cambio real de la sociedad.
Reformar, transformar las instituciones públicas, es transferir el predominio que han ejercido ciertas clases, ciertos núcleos, ciertos hombres a otras clases y tipos de hombres.
Transformar es modificar la mecánica histórica que ha producido la decadencia de México. Y ello significa cambiar de personal para cambiar de usos, cuando en nuestra casa, en la industria o en el comercio los menesteres marchan torpemente.
Sin una transformación radical no habrá orden en nuestro país y acaso el desorden se eleve a la potencia de caos.
Ahora bien, el esquema de nuevas instituciones que es factible proponer conviene anteponer una advertencia.
Las instituciones son máquinas jurídicas, que se inventan, se establecen y conservan para la obtención de ciertos resultados que son de especie social.


Para conformar un nuevo Estado Mexicano, hemos de tropezar con dos grandes dificultades cuya obtención es urgente.

La primera consiste en la necesidad de atraer sobre los grandes institutos públicos suficiente prestigio. Un Estado sin prestigio ante los ciudadanos significa la anarquía mansa o frenética. Ni la fuerza, ni la acumulación de poderes anormales, ni nada, pueden en serio, sustituir el prestigio, maravillosa energía que da prestancia a la sociedad.

La segunda finalidad es impuesta por las peculiares condiciones de nuestro pueblo. Nuestro país padece una inercia superlativa en lo que se refiere a la vida pública y una falta de tensión para otras actividades sociales. Vive al margen de su propio destino.

Es preciso que nuestras instituciones que han de renovarse corrijan esa inercia, exciten a la masa nacional y fomenten un nuevo tipo de hombre más enérgico, más emprendedor y responsable. Nosotros creemos que el gobierno debiera preocuparse gravemente de esta depresión que padece un país como el nuestro.

Vienen tiempos difíciles y necesitamos contar con un pueblo bien alerta, entrenado, ágil, capaz de rendir un gigante y presto esfuerzo.

El inventor de instituciones, que vendría a ser como un ingeniero político, tiene que tener a la vista estas dos grandes aspiraciones.

Nosotros creemos firmemente en la posibilidad de que México inicie ahora una nueva ascensión histórica. Al decir que esto es posible no decimos que sea fácil. Las circunstancias para que un pueblo y un hombre puedan hacer algo excelente, van tomando un lugar favorable. Pero esto no basta. Una nación para ascender sobre el horizonte histórico, tiene que contar cuando menos con una docena de cabezas claras, capaces de aceptar con una animosa disciplina ascensional que extraiga de cada ciudadano doble rendimiento del habitual.

Lic. Enrique Peña Nieto, hay que reconstruir a México totalmente, en todos sentidos, en lo grande y en lo ínfimo. Hay que reconstruir el Federalismo, hay que hacer que la televisión tenga menos programas inútiles, hay que construir caminos relucientes por toda la provincia, hay que hacer que se ubiquen los curas y que los que se dicen políticos digan menos palabras estériles.


Hay que ir a la reforma de México. Pero México no es el congreso, ni la basílica ni el estadio azteca.

México son esos millones de obreros, de campesinos e indígenas con el hambre ancestral, son esas villas polvorientas y esas capitales opacas. Es todo ese fondo nacional que, entretenidos en mirar la superficie, solemos olvidar.
Por todo ello, es imprescindible por el bien de México fortalecer la seguridad jurídica y erradicar la cleptocracia como estilo pernicioso de gobierno.


“La seguridad social es un valor político invaluable de la sociedad, y se comprende como el difícil equilibrio, dinámico e interactuante entre el orden de una sociedad abierta y la libertad, que se manifiesta en la diversidad social, política e ideológica sin romper con un valor superior que es la unidad de los mexicanos”


Lic. Fernando Gutiérrez Barrios
(Ex – Secretario de Gobernación)




“Estrategia Política Nacional”
MEXICO PATRIA NUEVA A.C.

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