22 dic 2011

LA CRÍTICA DE INTELECTUALES

Con el propósito de ser protagonistas y confundir a la ciudadanía, algunos personajes que nunca han trabajado y se nombran intelectuales, externan diatribas y juicios a políticos con los cuales nunca han tenido una relación que pueda justificar sus críticas y exabruptos.

Los revolucionarios nunca le perdonaron a la ciudad de México que hubiese tolerado el tumor que era Victoriano Huerta. Entre los colaboradores de Huerta había hombres valiosos, hombres como Julián Carrillo, como el general Morelos Zaragoza; poetas como Salvador Díaz Mirón y Enrique González Martínez; maestros como Manuel Gamio y Ezequiel Chávez, y un novelista como Federico Gamboa.

Cómo pudieron servir a un régimen que nacía con el asesinato de Madero y de Pino Suarez y siguió con el de Belisario Domínguez, el de Serapio Rendón, el de … ¿Cómo podrá explicarse eso?

Tal vez la explicación se encuentra en la peculiar psicología del intelectual hispanoamericano, fraguada en el desprecio que le guardan los poderosos del dinero, del sable y de la política.

El tipo intelectual nuestro es el de las mujeres feas que se entregan al primero que les guiña un ojo. Han operado tanto que luego, cuando alguien los toma en cuenta, corren a dorar el pedestal de un chacal cualquiera solo porque el chacal llamándolos, compensa en un instante toda una vida de desaires y de frustraciones. Piense usted en los intelectuales de la “única opción”.
Se lanzaron con saña contra el régimen de Díaz Ordaz, pero cayeron a los pies de Luis Echeverría. Se podría pensar que lo hicieron de buena fe, si Echeverría no les hubiese pagado tan ostentosamente la adhesión, las alabanzas y las defensas a su persona, y las diatribas e insultos a Díaz Ordaz.

Era difícil pensar en un Luis Echeverría inmaculado como la “única opción” para México, era concebible que algunos mexicanos lo creyeran.
Pero cuando a Carlos Fuentes se le regala no solo la embajada en Francia, sino hasta un lugar en el colegio nacional; cuando a Fernando Benítez se le encomienda un ejido para que luzca su amor al pueblo, y a García Cantú se le nombra director de antropología… entonces uno piensa que las debilidades humanas son siempre las mismas. De esta manera los tres marximinialistas, los tres críticos, ingresaron al sistema.

Carlos Fuentes, ya lo sabemos, es buen ensayista, pero mediocre novelista. Su capacidad para crear y dar vida es exigua. Es un hombre inteligente, sí, pero sin sentido poético.
De ahí que, para exaltar a su Dios sexenado, haya de recurrir a malabarismos imposibles y a gracias de cisne de las que es incapaz.

En la actualidad es un oportunista. En Paris vivió como gran burgués. En Washington- allá en el país que tanto critica- disfrutaba del goce generoso de una beca.
¿Sera posible que Carlos Fuentes haya llevado su candor al punto de creer que Echeverría era de los que cruzan el pantano y no se manchan? ¿Creerá que lo que él dice de Díaz Ordaz no es aplicable a quien lo hizo embajador y lo honró con merecimientos?
Dice que Díaz Ordaz llegó a la presidencia “casi por un capricho de López Mateos” y sin consultar a la ciudadanía. ¿Creerá que la candidatura de Echeverría o la de López Portillo surgieron de la autentica consulta a la ciudadanía?
Si es tan bienaventurado así…lo sepultarán en cajita blanca. Claro que, como es colorado, manchará el ataúd. Colorado de gazné, zapatista de charol, obrerista de seda y socialista de palacio.

Cosa de intelectual cuya pluma bien vale una embajada, un lugar en el colegio nacional, una dependencia gubernamental o unos campesinos para jugar a la república ejidal de Platón. Es una manera de ser decente…
También Victoriano Huerta fue, para muchos, “la única opción”.

Este es un extracto de un libro que se escribió en 1981 por un periodista mexicano y liberal que fue perseguido por el gobierno federal en turno.

Estamos seguros que el C. Carlos Fuentes por la “gran intelectualidad y cultura” que dice poseer, le será fácil reconocer el nombre de la obra literaria y al autor de la misma, y quien en su momento histórico pudo externar con libertad y sin interés alguno, su opinión inteligente sobre la situación nacional.

C. Mauricio González de la Garza (Última Llamada)



Ambicionamos una era de paz durable y de unidad, solida y constructiva. Pero sabemos que nada se haya mas alejado de la paz verdadera que el artificial apaciguamiento y que no es ocultando los yerros como se les supera, sino considerándolos sin rencores y procurando enmendarlos con dignidad”.


Maestro Don Jaime Torres Bodet
Secretario de Educación Pública en 1958



“Estrategia Política Nacional”

MEXICO PATRIA NUEVA A.C.

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