Los últimos gobiernos federales representan la perfecta desmoralización de la vida nacional, han sido conjuntamente con los congresos un constante estorbo para que la nación viviese por si misma, alentando siempre la imposibilidad de que el pueblo mexicano como tal, en su integridad, asumiese la unidad de su destino histórico.
No se trata de que unos pocos ciudadanos hayan resuelto un buen día, caprichosamente, transformar las instituciones del estado mexicano normal y satisfactoriamente constituido.
El grupo gobernante no ha podido convertir al gobierno en un sistema de poder público que se supeditase a las exigencias profundas de la nación, sino que ha sido una asociación de grupos particulares que han vivido usando el poder publico para la defensa de los intereses parciales que representa.
Nunca se ha sacrificado aceptando con generosidad las necesidades vitales de nuestro pueblo, sino que, por el contrario, ha impedido siempre su marcha natural por las rutas históricas, desalentando toda buena inspiración.
De ahí que día por día se haya ido quedando solo el grupo gobernante y concluyese por mostrar a la intemperie su verdadero carácter, que no ha sabido crear un estado nacional, sino solamente un poder publico convertido fraudulentamente en parcialidad y facción.
Han sido, mentes arcaicas incapaces de descifrar las líneas monumentales del porvenir y cuyo más grande error ha sido pretender hacer de la República su propiedad privada.
Nosotros creemos que esa facción gobernante que representa a un estado anquilosado y vulnerable debe ser sustituida por otra auténticamente nacional.
Ensayos como el fascismo y el bolchevismo marcan la vía por donde los pueblos van a parar en callejones sin salida.
Se quiso en ambos olvidar que, hoy mas que nunca, un pueblo es una gigantesca empresa histórica, la cual solo puede llevarse a cabo o sostenerse mediante la entusiasta y libre colaboración de todos los ciudadanos bajo una disciplina de espontáneo fervor.
La tarea enorme e inaplazable de remozamiento técnico, económico, social que México tiene ante sí, no se puede acometer si no se logra que cada mexicano ofrezca su máximo rendimiento con vehemencia absoluta.
Pero esto no es posible si no se instaura un Estado que por la amplitud de su base jurídica y administrativa permita a todos los ciudadanos solidarizarse con él y participar en su alta gestión.
Por eso estamos convencidos que el gobierno panista ha de ser sustituido por una renovada estructura republicana que despierte en todos los mexicanos a un tiempo dinamismo y disciplina, llamándolos a la soberana empresa de resucitar la historia de México, renovando la vida nacional en todas sus dimensiones, atrayendo todas las capacidades, imponiendo un orden de limpia y enérgica ley, dando a la justicia plena transparencia, exigiendo mucho de cada ciudadano: destreza, eficacia, formalidad y la resolución de levantar a nuestro país hasta la plena altitud de los tiempos.
Pero es ilusorio imaginar que el panismo fascista va a ceder galantemente el paso a un nuevo sistema de poder publico tan opuesto a sus malos usos, a sus privilegios y egoísmos.
Es pues, urgente y necesario, hacer un requerimiento y movilizar a todos los mexicanos para que formen un copioso contingente de propagandistas y defensores de la República Mexicana.
Necesitamos a nuestros obreros y campesinos, que sufren hoy, la crisis económica más grave de la historia de nuestro país, necesitamos a todo el magisterio, a los escritores y artistas, a los médicos, a los ingenieros, arquitectos y técnicos de toda clase, a los abogados, notarios y demás hombres de ley. Muy especialmente necesitamos la colaboración de la juventud.
Tratándose de decidir el futuro de México, es imprescindible la presencia activa y sincera de una generación en cuya sangre fermenta la sustancia del porvenir.
Pero los industriales, los comerciantes, los profesionales liberales, en suma la gente que se tiene por inteligente, suele rehuir cautelosamente de tomar posiciones independientes y enérgicas en la vida publica, con lo que logran lo mas triste, que es ser ellos los humildes representantes de la actual política demagógica, y pretendiendo ser en cada ciudad los mas respetables, se convierten en clientela mansa de políticos desahuciados del respeto público.
Nosotros venimos a llamar con los nudillos en la puerta de su conciencia y decirles que ellos son, precisamente por su posición social, los mas obligados a defender la dignidad y esperanza de nuestro porvenir.
Lic. Enrique Peña Nieto, hoy ha llegado la hora magnifica y tremenda en que el futuro nos impone a todos los mexicanos la obligación de Pensar en Grande.
Pongamos en las fronteras enormes cartelones:
¡Aquí se va a reconstruir un pueblo¡
¡Una nación para generaciones¡
El primero de julio, usted va hacer historia, va a poner la mano en ella y crear destino con un gobierno patriota y ejemplar. En usted confiamos.
“La república no debe quedar sumida en la ilegalidad, el oprobio y la abyección. De ser así, México se deshonraría ante su propia historia y ante la historia del genero humano”
Lic. Isidro Fabela Alfaro
“Por un país de Leyes, Liberal y Nacional”
MEXICO PATRIA NUEVA A.C.
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